
Guanajuato
Como ocurre desde hace 408 años, miles de familias de la ciudad cumplieron con la tradición del Día de la Cueva y acudieron al Cerro de la Bufa para dar forma a una costumbre que por más de cuatro siglos se ha heredado de generación en generación.
Desde la noche anterior y las primeras horas del viernes 31, día de San Ignacio de Loyola, Santo Patrono de la ciudad, las familias y sus integrantes dirigieron sus pasos hasta este espacio natural, que es también uno de los preferidos para realizar actividades en contacto con la naturaleza.
Ángel Eduardo fue uno de los miles de guanajuatenses que con su presencia dieron forma y mantienen vigente una tradición que busca además preservar el entorno ecológico y las áreas naturales de la Capital del Estado.
Las personas caminaron entre pendientes y senderos escarpados, así como entre el lodo que generaron los escurrimientos de agua de lluvia en el Cerro de la Bufa, pero ni eso detuvo su entusiasmo.
Chicos y grandes dirigieron sus pasos hasta la Cueva de los Loceros, donde se ubica la figura de San Ignacio de Loyola y luego siguieron su camino hasta el Picacho Mayor, una cumbre que se ubica sobre los 2 mil 500 metros de altura y terminaron en la Cueva de San Ignacio.
Esta práctica es una tradición que se hereda de generación en generación, como lo consideró Miguel Montiel, un asistente constante a este festejo, que es considerado una de las más bellas del país.