¿Quién no ha oído eso de “una copita de vino al día es buena para el corazón”? Suena bonito y socialmente aceptable y resulta que ese “un traguito diario” que muchos celebramos como inocente, podría no ser tan inofensivo. En los últimos meses varios estudios y guías médicas han ido desinflando ese mito, pues el alcohol tiene costos (algunos silenciosos). En México, como en muchos lugares, se consume más y de formas que preocupan a los especialistas.
Un reporte del equipo de Mass General Brigham revela que las personas que consumen tres o más bebidas al día sufren hemorragias cerebrales más graves, a más temprana edad, y con mayor daño en los vasos pequeños del cerebro. Es decir, beber en exceso no solo aumenta la probabilidad de un derrame, sino que esos derrames pueden ser peores
Otro estudio indica que aunque el consumo moderado (1–2 tragos al día) podría estar asociado a menor riesgo de accidentes cerebrovasculares isquémicos (aquellos por obstrucción), no sucede lo mismo para los hemorrágicos (por sangrado).
Paralelamente, las instituciones médicas de referencia (como la Mayo Clinic) insisten en que beber alcohol, aunque sea “moderadamente”, conlleva riesgos. El riesgo es menor con bajas cantidades, pero existe, y aumenta con lo que se bebe. Eso pone en entredicho el consejo simplista de “una copa diaria hace bien”.
El consumo de alcohol en México
En México, 55.5% de los adultos reportó haber consumido alcohol en el último año; además, el consumo “excesivo” (binge drinking) en los últimos 12 meses fue de 40.4% y en los últimos 30 días 19.1%. Esto quiere decir, más de la mitad bebe y una porción importante lo hace en episodios de alto consumo.
A nivel de volumen, México registra un consumo per cápita relativamente bajo dentro de la OCDE: ≈5.1 litros de alcohol puro por persona al año, por debajo del promedio de la OCDE. Pero ojo, cifras per cápita no muestran quién bebe mucho y quién no; las conductas de “atracón” siguen afectando a grupos concretos.

Los datos nacionales de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2022) muestran que:
- El consumo es más frecuente entre hombres que mujeres.
- Los episodios de consumo excesivo son más comunes entre adultos jóvenes y en niveles socioeconómicos medio/alto.
- Aunque el consumo promedio (litros per cápita) no es altísimo, el patrón de beber (es decir, beber mucho en pocas ocasiones) es lo que más pesa en el riesgo de daños.
¿Entonces “moderado” es seguro?
La respuesta corta; no hay una zona totalmente libre de riesgo. Sí, hay estudios que en el pasado reportaron menor riesgo cardiovascular con consumo ligero, pero la evidencia más reciente y los análisis globales subrayan que:
- Cualquier cantidad conlleva algún riesgo (aunque pequeño a bajas dosis).
- El alcohol aumenta el riesgo de varios cánceres, enfermedades hepáticas, pancreatitis, y —según estudios recientes— empeora el daño por hemorragias cerebrales cuando el consumo es alto.
Según la publicación en Neurology, el límite de riesgo se sitúa en tres o más bebidas alcohólicas por día. La equivalencia utilizada fue:
- 355 mililitros de cerveza (12 onzas).
- 148 mililitros de vino (5 onzas).
- 44 mililitros de licor destilado (1,5 onzas).
Cerca del 7% de los pacientes incluidos en el estudio calificaron como bebedores excesivos, cumpliendo las métricas de consumo anteriormente mencionadas. Los investigadores subrayan que este umbral marca una diferencia clara en edad de aparición, tamaño y severidad de los accidentes cerebrovasculares.
¿Qué hacer si te preocupa esto?
Nada de alarmismos, pero sí de decisiones informadas. Aquí van tips prácticos y comprobables:
- Si no bebes: no empieces por el argumento de salud. No es una “medicina”.
- Si bebes: intenta reducir episodios de consumo excesivo (binge drinking). Esos picos son los que más daño vascular y social causan.
- Ten días sin alcohol a la semana: ayuda a bajar el consumo acumulado y mejora el sueño, el ánimo y algunos marcadores de salud.
- Si tienes factores de riesgo (hipertensión, antecedentes familiares de derrame o cáncer, embarazo): consulta a un médico antes de decidir cuánto beber.
- Si crees que bebes en exceso o te cuesta controlarlo, busca apoyo profesional: la detección temprana evita complicaciones.




