Celaya, Guanajuato
El Día de Muertos en la familia de Julieta es una celebración que trasciende el tiempo y las ausencias. Cada año, los preparativos inician con anticipación.
- Limpieza de las tumbas
- Colocación de flores
- Instalación del altar en casa marcan el comienzo de una tradición que fortalece los lazos familiares y mantiene vivo el recuerdo de quienes partieron.
Para ellos, estas fechas son más que un homenaje. Son una oportunidad para reunirse, compartir alimentos, reconciliarse y reafirmar su identidad a través del amor y la memoria.
Este 2025 será el primer año en que la familia celebre la festividad sin la presencia de doña María Eustacia, cariñosamente conocida como la señora Naty, quien falleció en febrero. Su ausencia se siente profunda, pero su legado espiritual sigue intacto. Fue ella quien inculcó en sus hijos, nietos y bisnietos el respeto por los difuntos, el valor de las raíces y la importancia de no dejar morir las costumbres que los unen más allá de la vida.
“¿Cada año vienen? ¿O sea, ni uno han dejado de venir?
No¿Ni en los cumpleaños ni así?
No, ni en los cumpleaños¿Es decir, doña Nati deja este respeto y arraigo por los que ya no están?
Por los que ya no están¿Qué le diría precisamente a ella en este primer año que viene el 2 de noviembre?
Julieta
Si la tuviera de frente, pues que le extraño. Que aunque me haga falta que dejó una familia unida, ¿no? Pues sí, muy unida Y que la tradición sigue viva, ¿no?”
Desde el altar familiar hasta la reunión del 2 de noviembre en el panteón, cada detalle evoca a la señora Naty. Su familia, hoy más unida que nunca, mantiene viva su enseñanza: recordar, honrar y agradecer. En su memoria, la familia celebra no la muerte, sino la continuidad del amor y el vínculo que ella dejó como herencia, ahora convertida en el alma central de su ofrenda.




