Redacción: Pablo Gómez
El boxeo mundial se detuvo por un instante este martes. La noticia cayó como un golpe seco y silencioso. Terence “Bud” Crawford anunció su retiro del boxeo profesional. No fue un anuncio estridente ni acompañado de polémica, sino una despedida serena, cargada de reflexión y significado, que marcó el final de una trayectoria que difícilmente volverá a repetirse.
El anuncio llegó a través de un video publicado en su canal de YouTube. Ahí, con la calma de quien ya ha ganado todas sus batallas, Crawford explicó que su decisión no nació del cansancio físico ni de la falta de retos, sino del privilegio de marcharse en sus propios términos.
“Me retiro de la competición no porque haya terminado de pelear, sino porque he ganado otro tipo de batalla”, expresó.
Minutos después, resumió su sentir en redes sociales con una frase que define su carrera:
“Esto no es un adiós al boxeo… es un gracias”.
A los 38 años, Crawford se despide del ring con un récord perfecto de 42 victorias, ninguna derrota y 31 nocauts, un registro que lo coloca en una dimensión reservada para los elegidos. Fue campeón mundial en cinco divisiones, conquistó 18 títulos y se convirtió en el único boxeador en la historia de la era de los cuatro cinturones en ser campeón indiscutido en tres categorías distintas. En 2025, cerró su carrera como el número uno libra por libra del mundo.
El último combate
Su último combate fue el punto culminante de una historia ya legendaria. El pasado 13 de septiembre, en Las Vegas, Crawford desafió la lógica y los pronósticos al derrotar a Saúl “Canelo” Álvarez, subiendo dos divisiones de peso para arrebatarle sus cuatro cinturones del peso supermediano. Aquella noche no solo ganó una pelea; firmó una de las mayores hazañas en la historia moderna del boxeo y selló su lugar entre los inmortales del deporte.
Más allá de los títulos y los más de 100 millones de dólares que ganó sobre el ring, la historia de “Bud” es una de resistencia y redención. Creció en un entorno marcado por la violencia y la ausencia, encontró en el boxeo un refugio y una disciplina, y en 2008, el mismo año de su debut profesional, sobrevivió a un ataque armado que estuvo a punto de costarle la vida. Desde entonces, cada combate fue también una victoria personal.
En su mensaje final, Crawford dejó claro que su despedida no es una huida, sino una culminación. “Los guantes se han quitado, pero el legado es para siempre. La historia nunca se retira”, afirmó. Y pocas veces una frase ha sido tan precisa.
Terence “Bud” Crawford se va invicto, sin cuentas pendientes y en la cima. Se retira el boxeador, pero queda la leyenda. Porque hay carreras que terminan y otras que, como la suya, simplemente se vuelven eternas.




