El conflicto entre Ucrania y Rusia entra en una nueva fase diplomática con la propuesta de paz promovida por Donald Trump desde la Casa Blanca. Tras meses de guerra, Washington sostiene que ha elaborado un “plan de paz” que, según sus promotores, permitirá poner fin al enfrentamiento.
Sin embargo, tanto Kiev como Moscú se muestran cautelosos ante las implicaciones del mecanismo, mientras los aliados europeos exigen garantías para que Ucrania se mantenga fuerte y soberana.
Un plan elevado por Washington
Estados Unidos ha asegurado que su propuesta, inicialmente estructurada en 28 puntos, se sometió a varias rondas de diálogo con Ucrania y otros socios, y que “solo quedan algunos puntos de desacuerdo”.
Trump dejó claro que él sólo aceptará reunirse con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski y Vladímir Putin, de Rusia, cuando el documento esté en su fase final.
Sin embargo, recientemente Zelenski declaró que está listo para discutir los “puntos sensibles” del plan con Estados Unidos y Europa. Insistió en que “las decisiones de seguridad sobre Ucrania deben incluir a Ucrania” y que lo mismo aplica para Europa.
Las condiciones de Kiev y la resistencia europea
Zelenski enfatizó que Ucrania no puede ser marginada de la discusión sobre su propio futuro. Al mismo tiempo, alertó que mientras Rusia siga atacando, no se puede bajar la guardia.
“La guerra rusa contra nosotros no es cosa del pasado, ocurre todos los días”.
En paralelo, los líderes europeos exigen que el plan garantice un ejército ucraniano fuerte y sin limitaciones, para evitar que Ucrania quede vulnerable ante nuevos ataques rusos.
La propuesta de Washington incluye, según informes, concesiones territoriales para Ucrania y una reducción de su capacidad militar, lo que ha generado preocupación entre los aliados de Kiev.
Rusia, por su parte, sigue ejecutando ataques y muestra poca voluntad aparente de detener la ofensiva. Zelenski lo señaló al decir que mientras Rusia no dé “pasos reales hacia la desmovilización”, Kiev no puede relajarse. La presión sobre Moscú se mantiene desde Europa, que ve en la combinación de sanciones y diplomacia la única vía real hacia una paz creíble.
Trump envió representantes
El compromiso de Trump señala que los enviados estadounidenses ya están en marcha. Uno con Ucrania y otro con Rusia, escuchando los avances del proceso antes de que él mismo intervenga.
Esta estrategia sugiere que Washington busca presentarse como árbitro o facilitador, pero con condiciones muy claras: el acuerdo debe estar maduro para que haya diálogo de alto nivel.
El trasfondo político también es notable. Trump busca una victoria diplomática que refuerce su imagen internacional y su postura de “amigo de la paz”, pero enfrenta el riesgo de que Ucrania y sus aliados europeos lo vean con escepticismo, si consideran que el plan sacrifica demasiado de la soberanía ucraniana
El plan de paz representa una oportunidad para poner fin a un conflicto que ha costado miles de vidas y grandes daños materiales. Si funciona, podría marcar un cambio de fase en la post-guerra en Europa del Este. Pero los riesgos son elevados: que Ucrania quede comprometida estratégicamente, que Rusia incumpla, o que los aliados europeos se fragmenten en su apoyo.
Kiev demanda garantías de que su seguridad será parte del acuerdo, mientras Moscú podría aprovechar fisuras para obtener ventajas. La capacidad de Estados Unidos para juntar a ambas partes, mantener la presión sobre Rusia y asegurar que Ucrania participe plenamente definirá si este plan es un punto de inflexión o un nuevo callejón diplomático.




