El Papa Francisco no cree que la legalización de las drogas sea una buena estrategia para reducir su consumo, una idea que considera una fantasía porque, en su opinión, con esas políticas de apertura se consume más.
Ha denunciado las malas intenciones y acciones de los narcotraficantes a quienes llamó asesinos, en un discurso por el día de las Naciones Unidas contra el consumo de drogas y el trafico legal.
El sumo Pontífice ha centrado su meditación en la Jornada Mundial contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, mencionando que después de haber conocido tantas historias trágicas de drogadictos y de sus familias, se encuentra convencido de que es un deber moral poner fin a la producción y al tráfico de estas sustancias peligrosas.
Expresa que hay cientos traficantes de muerte, movidos por la lógica del poder y del dinero a cualquier precio, dijo, es una plaga, que produce violencia y siembra sufrimiento y muerte, por lo que exige un acto de valentía por parte de toda la sociedad.
Francisco ha recordado las palabras de San Juan Pablo II, quien dijo que la droga empobrece a toda comunidad en la que está presente, destruye la voluntad de vivir y de contribuir a una sociedad mejor.
En cualquier caso, ha precisado que cada drogadicto trae consigo una historia personal diferente, que debe ser escuchada, comprendida, amada y, en la medida de lo posible, sanada y purificada, todos siguen teniendo, más que nunca, una dignidad, como personas que son hijos de Dios.