El viernes la sala de conciertos Crocus City Hall, al noreste de Moscú, fue escenario de una masacre dejando al menos 133 personas fallecidas.
Alrededor de las 8 de la noche del 22 de marzo, un grupo de cinco personas vestidas de camuflaje entraron al lugar con armas de asalto y abrieron fuego antes de comenzar el concierto del grupo de rock Picnic.
En el recinto se encontraban 6,200 personas, todas las entradas habían sido vendidas.
El Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso ha detenido a once personas relacionadas con el atentado que ha dejado 133 muertos y cientos de heridos.
El ataque
Según un reportero de la agencia rusa Ria Novosti, personas con uniformes de camuflaje irrumpieron en la sala y abrieron fuego antes de lanzar “una granada o una bomba incendiaria, provocando un incendio”.
“Las personas que estaban en la sala se echaron al suelo para protegerse de los disparos durante 15 o 20 minutos y muchos lograron salir arrastrándose”
El FSB asegura que los autores del atentado han sido detenidos cuando se dirigían hacia la frontera entre Rusia y Ucrania y tenían contactos del lado ucraniano.
La masacre, aseguran, había sido cuidadosamente planeada.
Por otra parte, pocos momentos después del incidente, un grupo del Estado Islámico (EI) se atribuyó la responsabilidad del ataque en su canal de Telegram, informó la agencia de noticias Reuters, esta información aún no ha sido verificada.
“Los combatientes del Estado Islámico atacaron una gran agrupación de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de la capital rusa, Moscú, y mataron e hirieron a cientos de personas y causaron una gran destrucción en el lugar antes de retirarse a sus bases de manera segura”
Mensaje del Estado Islámico en Telegram
De acuerdo con información del portal de noticias El País; Estados Unidos y el Reino Unido publicaron hace dos semanas una alerta de posibles ataques terroristas en Rusia, poco después de que el FSB anunciara que había frustrado un ataque del Estado Islámico en una sinagoga de la capital rusa.
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