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Redacción
Ángel Martínez
El reinado de Patrick Mahomes y los Kansas City Chiefs se derrumbó estrepitosamente en el Super Bowl LIX, cuando Cooper DeJean interceptó un pase del mariscal de campo y recorrió 38 yardas para sellar un touchdown demoledor.
Pero el golpe final llegó en el último cuarto: Mahomes soltó el balón, perdió la posesión y, con el rostro desencajado, comprendió que todo había terminado.
La venganza es dulce, y los Philadelphia Eagles lo dejaron claro con una aplastante victoria de 40-22 en el Caesars Superdome. El equipo de Nick Sirianni no solo consiguió el segundo trofeo Vince Lombardi de su historia, sino que también acabó con la aspiración de tricampeonato de los Chiefs, una hazaña que sigue sin ser alcanzada en la era moderna de la NFL.
La historia parece repetirse con Philadelphia. En 2018, se alzaron con su primer título tras vencer a los New England Patriots de Tom Brady en el Super Bowl LII. Ahora, seis años después, arrebatan la corona a los Chiefs, quienes habían dominado la liga en los últimos años.
Los Eagles sabían que enfrente tenían a unos auténticos guerreros, pero no dudaron en golpearlos con el fútbol agresivo que los caracterizó toda la temporada. Y el premio a esa valentía fue arrollador: para el descanso, el marcador era un contundente 24-0 que dejó en shock a Mahomes y compañía.
Si algo ha demostrado Kansas City en los últimos años es que nunca se les puede dar por vencidos, especialmente en el Super Bowl. Sin embargo, los Eagles no estaban dispuestos a revivir la historia de otras épicas remontadas