Durante los últimos meses, el cometa 3I/ATLAS se convirtió en uno de los temas más virales del espacio exterior. Este visitante interestelar, que es el tercero detectado en la historia después de ‘Oumuamua y Borisov; levantó todo tipo de teorías. Desde debates científicos legítimos hasta especulaciones sobre vida extraterrestre. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto?
Un cometa que viene de otro sistema estelar
Descubierto el 1 de julio de 2025 por el proyecto ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), 3I/ATLAS es un objeto interestelar, es decir, viene de fuera del Sistema Solar.
Su paso más cercano al Sol ocurrió entre el 29 y 30 de octubre, a una distancia aproximada de 1.4 unidades astronómicas, más o menos dentro de la órbita de Marte.
De acuerdo con la NASA, el cometa no representa ningún peligro para la Tierra, ya que su órbita es hiperbólica, lo que significa que después de su visita seguirá su camino hacia el espacio profundo.
Qué se ha observado hasta ahora
Durante su perihelio, el cometa fue observado por telescopios espaciales como Hubble, SOHO y STEREO, además de observatorios en Hawái, Chile y las Islas Canarias. Según reportes de Sky at Night Magazine y Spectroscopy Online, 3I/ATLAS mostró un cambio de color hacia tonos azulados y un aumento de brillo inusual, probablemente causado por la liberación de gases volátiles o polvo interestelar.
Los primeros análisis espectroscópicos revelan que su composición química es inusual, con diferencias respecto a los cometas del Sistema Solar. Eso ha despertado el interés de científicos que lo ven como una cápsula del tiempo de otro sistema estelar.
👽 ¿Y el contacto extraterrestre?
Aquí entra la parte más mediática. El reconocido astrofísico Avi Loeb, de la Universidad de Harvard (sí, el mismo que años atrás planteó que ‘Oumuamua podía ser una sonda alienígena), volvió a encender la polémica al decir que 3I/ATLAS podría no tener un origen natural. En una entrevista con IFL Science y The New York Post, Loeb comentó que asigna “entre un 30 y 40 % de probabilidad” a que el objeto sea una tecnología interestelar.
Entre sus argumentos menciona:
- Su órbita inusualmente alineada con el plano del Sistema Solar.
- Que pasó detrás del Sol, justo cuando alcanzaba su punto más cercano, lo que dificultó su observación.
- Y que su tamaño, según estimaciones, sería mayor al del Empire State Building.
Sin embargo, la NASA y otros astrónomos respondieron rápidamente: el cometa se comporta exactamente como un cuerpo natural, sin señales de propulsión ni estructuras artificiales.
Otro frente de debate en redes sociales es la “clasificación” de información sobre 3I/ATLAS. Según The New York Post, Loeb acusó a la NASA de retener una imagen tomada por la cámara HiRISE del orbitador de Marte. Pero hasta ahora no hay evidencia de que la agencia haya clasificado oficialmente datos sobre el cometa.
En un comunicado recogido por The Guardian, la NASA aclaró que la información sobre 3I/ATLAS está siendo analizada y que los datos no se están ocultando, sino que aún no han pasado por el proceso de validación científica.
🧬 El valor científico real
Más allá de las teorías virales, los astrónomos coinciden en algo: 3I/ATLAS es una joya para la ciencia. Estudiarlo puede revelar cómo se forman los cometas en otros sistemas solares, qué materiales se conservan desde los orígenes de la galaxia y cómo esos elementos podrían ayudar a entender los ingredientes de la vida.
En palabras de National Geographic, estos cometas interestelares son “mensajeros del espacio profundo” que viajan durante millones de años y cruzan nuestro vecindario cósmico solo una vez. Analizarlos, dicen los expertos, “es como recibir una carta escrita desde otro rincón de la galaxia”.
Entonces, hasta el momento, no hay pruebas de que la NASA esté ocultando información sensible sobre 3I/ATLAS. Tampoco hay señales de que sea una nave o sonda alienígena. Sí hay evidencia científica sólida de que se trata de un cometa interestelar con características químicas y físicas diferentes a las conocidas.
A finales de noviembre y diciembre, el cometa volverá a ser visible para observatorios en la Tierra, lo que permitirá nuevas mediciones y análisis.




