
Celaya, Guanajuato
No hay ninguno motivo para defender la muerte de una persona, ya sea en la pena capital, la violencia o en el vientre materno. Por lo tanto, la iglesia católica defenderá en todo momento la vida. Así lo aseguró el obispo de la Diócesis de Celaya, Víctor Alejandro Aguilar Ledesma. Esto ocurrió ante la discusión que se tiene en el Congreso del Estado sobre la despenalización del aborto.
La semana pasada se presentó un punto de acuerdo de obvia resolución. Fue para que el gobierno del estado restituya la interrupción voluntaria del embarazo en los centros de salud de la entidad. Al respecto, el obispo de Celaya señaló que la vida es un derecho inalienable. Nadie puede quitarle a las personas este derecho, ni siquiera un político o las agendas globales.
“No hay ningún motivo para defender la muerte, ni la muerte en el vientre materno, ni la pena de muerte en las cárceles, ni la muerte violenta de los homicidios. Nosotros nunca vamos a encontrar razones para causar la muerte a una persona humana.
Tenemos en cuenta que el primer derecho de una persona es la vida y que tiene ese derecho que es inalienable, que nadie le puede quitar, ni siquiera un político, que detrás de estas agendas mundiales que promueven el aborto como un derecho hay toda una inconstitucionalidad”.
Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, obispo de la Diócesis de Celaya
De la misma manera, el prelado resaltó que este tipo de iniciativas se están basando en encuestas viciadas. Estas encuestas solo incluyen a grupos pro aborto y no son abiertas a la opinión de expertos.
“Que consulten con gente que sabe, no solo con grupos progresistas, con colectivos. La sociedad no es eso nada más, en nuestra sociedad hay investigadores, hay biólogos, sociólogos, hay filósofos, hay teólogos, hay más gente que deben consultar antes de emitir una ley de este tipo”
Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, obispo de la Diócesis de Celaya
Finalmente, Aguilar Ledesma resaltó que los legisladores deben promover la vida y la dignidad de las personas, no la muerte. Pidió no llenar de eufemismos sus discursos, que pueden ser políticamente correctos, pero éticamente malos.