Guanajuato
Ubicada sobre la Cañada de Marfil, la Presa de los Santos, construida en el siglo XVII, ha logrado superar diversas etapas. Una de ellas el esplendor minero, fuente de abasto de agua potable para la población, hasta transformarse en un pequeño refugio para aves, que le dan vida en medio del olvido y el deterioro.
En los primeros años de la segunda mitad del siglo de referencia, la presa comenzó a abastecer de agua a la población y también del líquido necesario a las haciendas mineras para las labores de separación de los metales preciosos y minerales
La obra fue ejecutada por José Alejandro Durán Villaseñor, quien diseñó el proyecto original de la alhóndiga de granaditas y una de sus principales características son las figuras de los 8 santos que se ubican, cada uno en sus pedestales, sobre la compuerta.
Esta característica la ha llevado a ser considerada patrimonio histórico de la ciudad, pero no ha evitado que sus aguas hayan sido afectadas por descargas residuales, además que la cantera rosa que dan forma a las figuras de los santos cada vez presenta mayor deterioro.
El historiador, José Luis Lara Valdez explicó que hasta ahora se desconoce si la afluente fue parte de la hacienda de Santiago de Rocha o de la Hacienda de Flores, que eran las más grandes en su época y en donde se procesaba la mayor cantidad de minerales.
Al paso de los años, el esplendor y la importancia de la presa han quedado atrás y ahora son pocos los visitantes que acuden, pese a que en las temporadas invernales es un refugio para decenas de aves migratorias, que la utilizan como lugar de descanso.