
Juan Miguel Ramírez, alcalde de Celaya, sorprendió al declarar que la seguridad de Celaya no es negociable. Es una prioridad para su administración y de la misma presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo.
Lo cierto es que la población no se equivocó con el cambio de gobierno. Al ver que llegaría Sheinbaum Pardo al poder, tuvo la esperanza de que Celaya cambiara luego de diez años de violencia.
La jugada no era fácil para la población, pues el sexenio pasado cientos de ciudades votaron por un cambio con la Cuarta Transformación y la paz nunca llegó a sus entidades, sino que al contrario, aumentó el fenómeno delictivo.
Sin embargo, los astros se alinearon en favor de la población de Celaya y en menos de un año se han desplomado los homicidios dolosos en la mancha urbana, así como en la zona rural.
Celaya es diferente
Entre municipio y federación, en medio quedó el gobierno del estado panista comandado por Libia Dennise García. Llegó para sumar en favor de la población de Celaya, quienes se dijeron por mucho tiempo los olvidados por el gobierno del estado.
Contra todos los pronósticos, Celaya es otra ciudad, con actividades religiosas, deportivas, culturales, algo que no se veía con frecuencia desde hace una década.
El alcalde no está hablando de más, en el corredor industrial se observa una ciudad diferente a nueve meses del cambio de gobierno.
Celaya está por iniciar su detonación industrial gracias a que es considerada por la Secretaría de Economía federal, un polo con alto potencial de crecimiento económico para los próximos seis años.
En todo Guanajuato existe gran expectación de la población por ver como construye la 4T en Celaya el segundo Puerto Interior del estado. Detonará los sectores industriales, el Tren de Pasajeros y el Acueducto Solís.