
Entramos al mes de mayo y es inevitable pensar en que estamos a punto de vivir de nueva cuenta un suceso histórico. El próximo 7 de mayo el inicio del famoso Cónclave, el cual decidirá el futuro de la iglesia católica, con la elección del nuevo Papa.
Recordemos que este proceso se lleva a cabo en la Capilla Sixtina, situada en el corazón del Vaticano, dentro del Palacio Apostólico. Es una obra del Renacimiento, que no solo deslumbra por su arte. También cumple una de las funciones más solemnes de la Iglesia católica. Tras el fallecimiento del papa, se convierte en la sede del cónclave que debe elegir al nuevo pontífice.
Obra renacentista
Situada en el flanco derecho de la Basílica de San Pedro, este recinto fue construido entre 1473 y 1481 por orden del papa Sixto IV, al que debe su nombre. Es célebre por sus frescos, especialmente el techo, pintado por Miguel Ángel, entre 1508 y 1512, y el Juicio Final en el altar, que concluyó en 1541.
El techo está dividido en nueve paneles, que representan escenas del libro del Génesis. Es decir, representan la historia de la creación del mundo según la Iglesia Católica.
Y por si todo esto fuera poco, en las esquinas del techo se representan las cuatro historias de la salvación de Israel. Completa una obra tan bella como compleja y que sin duda merece que se le dedique un buen rato al observarla.
Espacio para el Cónclave
Pero al ser un espacio clave en la elección del Santo Padre, ¿Como se transforma este recinto durante el Cónclave?
Desde el 28 de abril, este sitio permanece cerrado al público y en total resguardo. El Vaticano es el encargo de colocar inhibidores de señales para bloquear todo tipo de comunicación inalámbrica. También la utilización de equipos especializados para realizar barridos electrónicos y detectar posibles sistemas de espionaje ocultos.
Se instala un pavimento falso en el interior, utilizado para ocultar cables y equipamiento técnico necesario para el control interno de las votaciones.
Y como habíamos mencionado, será el próximo 7 de mayo que se pronunciará la tradicional orden “Extra omnes” que quiere decir ¡Todos fuera! Y que indica que solo los cardenales electores deben permanecer en la Capilla Sixtina.
Habemus Papam
No olvidemos a las dos grandes protagonistas de la Sixtina. Las famosas chimeneas de metal que protagonizan el Cónclave. La chimenea principal de hierro fundido, se usa desde la elección del Pío XII, en marzo de 1939. En su parte posterior están grabadas las fechas de los cónclaves en que ha sido usada.
Dispone de una pequeña puerta inferior, donde se enciende el fuego y una superior donde se introducen las papeletas para ser quemadas. Esta a su vez se acompaña de una chimenea auxiliar, utilizada por primera vez para la elección de Benedicto XVI.
Durante el cónclave, el humo puede salir hasta 4 o 5 veces al día dependiendo de las rondas de votación. Es así como solo nos queda pensar cuántas historias no contaría, si la Capilla Sixtina hablara.
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