
Este 7 de mayo comenzará el Cónclave 2025. Aquella reunión a puertas cerradas en la Capilla Sixtina, donde 138 Cardenales debatirán y votarán al sucesor de Francisco, y donde se espera que la resolución sea ágil.
El Vaticano es el encargado de colocar inhibidores de señales para bloquear todo tipo de comunicación inalámbrica. También la utilización de equipos especializados para realizar barridos electrónicos y detectar posibles sistemas de espionaje ocultos. Así mismo, instalan un pavimento falso en el interior de la Sixtina. Se utiliza para ocultar cables y equipamiento técnico necesario para el control interno de las votaciones.
Al interior, se prepararán las boletas y se entregan a los cardenales, donde cada elector escribe el nombre del “candidato ideal” para ser el nuevo pontífice.
El voto del Cónclave
El proceso de voto, conocido como “escrutinio”, se realiza de manera secreta. El post-escrutinio consiste en el conteo y tabulación de votos. Se realiza una confirmación y finalmente se queman.
El primer día de cónclave se realiza una votación inicial, posteriormente, cada día del proceso se realizará un máximo de cuatro rondas de votación.
Si en tres días no hay un nuevo Papa, los electores tomarán un día entero de descanso, oración y reflexión. Si el ciclo de cuatro días se repite seis veces más, se celebra una “segunda vuelta” entre los dos candidatos que hayan recibido más votos.
Habemus Papam
Al finalizar cada votación, el humo anuncia al mundo el resultado de la jornada. Si es humo negro, no hay un nuevo Papa y el cónclave continúa, pero si el humo es blanco, la Iglesia Católica tiene un nuevo líder.
El nuevo papa es presentado desde la logia que da a la Plaza de San Pedro con las palabras: “¡Habemus Papam!” en latín “¡Tenemos Papa!” y el nombre papal elegido.
Luego emerge el nuevo papa y da su primera bendición.
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