
Jorge Bergoglio se convirtió en representante de la Iglesia Católica tras la renuncia del papa Benedicto XVI el 28 de febrero de 2013. Una decisión histórica, pues hace 600 años que un papa no renunciaba.
Al dejar el cargo, la Santa Sede entró en un periodo llamado “Sede Vacante”. Durante este tiempo el colegio cardenalicio asumió el gobierno general de la iglesia, aunque sin poder tomar decisiones importantes.
Fue hasta el 12 de marzo que comenzó el Cónclave en la Capilla Sixtina. Los cardenales menores de 80 años votaron para elegir al nuevo papa, participando en total 115 cardenales electores. Luego de cinco votaciones y dos días de cónclave, el 13 de marzo, eligieron a Jorge Bergoglio, en ese entonces cardenal argentino.
Bergoglio tomó entonces el nombre de Francisco y se convirtió en el primer papa latinoamericano y el primero también de la orden de lo jesuitas en llegar al pontificado. Durante su primer saludo al mundo su sencillez sorprendió y emocionó al mundo. Pidió a todos orar por el descanso del papa emérito Benedicto XVI y pidió también a la gente, orar por él en silencio para al final, dar su bendición “Urbi et orbi”.
“Hermanos y hermanas, buenas tardes. Sabéis que el deber del cónclave era dar un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo; pero aquí estamos. Os agradezco la acogida. La comunidad diocesana de Roma tiene a su obispo. Gracias. Y ante todo, quisiera rezar por nuestro obispo emérito, Benedicto XVI. Deseo que este camino de Iglesia, que hoy comenzamos y en el cual me ayudará mi cardenal vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad tan hermosa”
Francisco impulsó varias reformas en la iglesia e introdujo también varios cambios profundos en ella al abrirla al mundo entero.